Hasta cinco veces al dia Orlys Henry, un isleño con alma de montañista recorre el Pico de la Isla de Providencia. El pico o The Peak es para Orlys y para todos los isleños la cabeza y guía de la isla, es considerada como la parte bendecida, la joya más grande y un gran centro entre la naturaleza y las comunicaciones humanas.
Orlys es tan Isleño como el Pico, para él, the Peak es tierra fértil y sagrada, allí, desde que estaba muy jóven, siente que su cuerpo y su mente se conectan con la fuerza de la naturaleza, esa que le hace sentirse completo y que lo impulsa a continuar su labor de guardián del bosque. Orlys es uno de los pocos miembros de su familia que decidió quedarse en la isla y desde hace mucho tiempo trabaja por la conservación del pico, de sus especies vegetales y sobre todo del agua dulce, el recurso más preciado y más escaso en Providencia.
El tema del agua dulce en providencia es una necesidad sentida entre la comunidad isleña, sólo el 60% de la población cuenta con servicio de acueducto y casi 2000 personas ubicadas al sur de la isla no cuentan con suministro adecuado de agua. En este mismo sentido, se ha generado un deterioro de las microcuencas que abastecen de agua a la isla por la conversión del uso de las tierras aledañas en zonas de pastoreo.
El Peak es una montaña de 360 mts sobre el nivel del mar, es la estrella hidrográfica principal de la isla en la que confluyen nacimientos de riachuelos y manantiales naturales de agua dulce que son fundamentales en la conservación de su bosque seco. En otro sentido el Peak es también el centro de la cultura isleña que ha servido de pretexto para múltiples leyendas e historias que son fundamentales en el desarrollo cultural de la gente. La historia de Tala Meke o la leyenda del Hoyo Sin Fondo son sólo algunos de los relatos que hacen parte de la cultura de una población que con el tiempo se ha olvidado de aprovechar estos conocimientos para mejorar su calidad de vida.
Por todo lo anterior en el Mosaico Peak el trabajo se ha enfocado al cuidado de las fuentes de agua a través del aislamiento de áreas de nacimiento, el establecimiento de viveros comunitarios para producir plantas apropiadas y la siembra de especies de frutales poco conocidos, amenazados y nativos a lo largo del sendero de ascenso al pico. Todas estas acciones además del componente de conservación también han buscado recuperar el conocimiento local.
El Mosaico sin Orlys no hubiera sido posible pues gracias a él ya había un vivero con cerca de 200 plantulas sembradas con sus propias manos pues como el mismo afirma “Mi misión es sembrar, porque es lo que me gusta. Y mi experiencia es amplia. Mi misión es trabajar en el vivero, dos, tres diferentes viveros … siempre estoy en esa parte de la gente, de la naturaleza y sigo ahí porque es de donde viene la vida”
